El concierto acabó con cierto mal rollo. Los del Magic pasaron una nota al grupo que citaba: “Último tema 2h 15min”, y acto seguido cerraron los micrófonos.

La sala, como siempre, aún estaba cerrada a las 23 horas; creo que abrieron sobre las 23.30 y los teloneros empezaron a tocar pasada la medianoche. Lo escandaloso fue que Go Go Deads, grupo punk-rock de Barcelona, tocaron más rato que The Rippers, a pesar de dejar sordos a todo el público y desesperar a un técnico de sonido que ya no sabía como decirles que aquello sonaba de pena. Así las cosas, algunos optamos por ir a la barra.

The Rippers se presentaron con cambios en la sección rítmica respecto a la anterior vez que los vi, en enero del presente año: tienen nuevo batería (Marc Marchan), y la presencia de David Teichenné (bajo) es mucho más destacada. La actuación fue tremenda, lástima del incidente del final y de la frialdad de los asistentes. Tampoco pido ostias a la primera nota, pero hay cosas que no entiendo como esa distancia entre grupo y público, como si dominara una actitud tímida y reservada más propia de un baile escolar que de un concierto de rock. A pesar de ello, lo pasé en grande. Me situé justo enfrente de la banda y disfruté con su punk oscuro algo metálico y muy enfermizo. Basaron el bolo en su último disco "Invertebrät" y en los mejores temas del anterior "No mört", como "Mistu" o "Beat the world", clásicos en mi cabeza que no dejan de atormentar mi cerebro.